Recuerdos, lamentos y pesares

               Que fácil sería enamorarse del cielo y el sol.

               Qué fácil sería ceder ante su amor.

               Pero cuando el sol niega su luz

y el cielo esconde su azul,

es más fácil apartarse,

pero más difícil olvidar.

 

De nada sirve irlos a buscar

cuando en tu interior conoces su respuesta.

Pero cuando el cielo muestra algo de su azul

y el sol te deslumbra con algo de su luz,

nada te puede apartar

y menos hacer olvidar.

Por eso es tan difícil contemplarte.

Por eso es tan difícil olvidarte.

Porque ante tanto esplendor,

no hay amor, sólo… dolor.

 

Aunque nadie manda en el corazón,

yo reniego de ese amor.

Porque sufrir sin razón

es una equivocación.

Por eso escondo este sentimiento,

por eso lo saco de mi pensamiento.

Para que en vez de dolor

haya vacío en el corazón.

Y aunque el sentimiento no sea mucho mejor,

al menos no me traerá la perdición.

 

Pero siempre queda un halo de esperanza,

por si a mi favor se inclina la balanza.

Una extraña emoción

que vence a la razón,

y ayuda al corazón

a transformar el dolor en… amor.

5 comentarios sobre “Recuerdos, lamentos y pesares

  1. Hola, pasaba por aquí para echarle un vistazo a los nominados a los premios de 20 minutos. Aunque no estamos participando en el mismo renglón vine a pedir vuestra colaboración, solo pido un voto que no enriquece ni empobrece a nadie, claro que pido ese voto siempre y cuando te haya gustado lo que viste al pasar por mi espacio. Si no te gusto lo que viste pues no votes por mí.

    Tremendo blog, un saludo desde Venezuela.

    Andrés Schmucke.

  2. ¡Ah el amor y el dolor! Dos compaleros de fatigas (¿Tendrán su propia relación de amor? Creo que sí).

    La poesía es hermosa, busca y consigue transmitir emociones, que después de todo es lo más que se puede conseguir y pedir a una poesía, que el sentimiento llegue al lector.

    Un saludo,

    Pedro.

  3. ains!!! ¿Por qué a las chicas os gustan siempre más este tipo de poesías? 😛 A ver si te veo más a menudo por aquí, Aída.

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